Importancia de las Evaluaciones de Altura Geográfica a Trabajadores | CMT

6 de septiembre de 2017

 

Por Dra. Soried Riera, Médico examinador del Centro Médico del Trabajador

Sin duda alguna, subir a zonas ubicadas a más de 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar es estresante para el cuerpo humano. Pero, ¿qué pasa en la altura geográfica que nos puede hacer sentir mal?

Mientras más lejos estamos del nivel del mar, hay más variaciones en ciertos factores ambientales (por ejemplo, la presión atmosférica, la presión de oxígeno y la temperatura disminuyen), causando respuestas fisiológicas en nuestro organismo que buscan estabilizarnos para tolerar el ascenso. Esta condición, a la que nos sometemos en altura, se llama hipoxia hipobárica, y puede ser intermitente, en el caso de turistas y trabajadores, o crónica, que es el caso de los nacidos y habitantes de estos lugares.

¿Qué le ocurre al cuerpo humano en altura geográfica?

El cuerpo humano necesita una señal que le haga activar toda la cadena de respuestas, y es ahí donde entran en acción nuestros sensores de hipoxia. Hay muchos alrededor de nuestro organismo, pero el más importante es el cuerpo carotídeo, que detecta la disminución de presión de oxígeno y desata una respuesta ventilatoria inmediata, aumentando así la frecuencia respiratoria para captar la mayor cantidad de oxígeno posible.

También hay respuestas cardiovasculares, como el aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, por lo que subir a la altura sin tratamiento ni control médico y desconociendo nuestro estado de hipertensión, puede ser muy grave.

Las respuestas hematológicas son, quizás, las que más conocemos. Hay una hemoconcentración, causante del agudo aumento de hemoglobina (esta transporta el oxígeno por la sangre), por lo que ya podemos tener una idea de cómo todo se conecta y de que si un solo parámetro de nuestra salud falla, quizás los demás también lo hagan.

Además, hay cambios en el patrón del sueño. La mayoría de las personas expuestas relatan que duermen mal y poco, y sienten que “no descansaron”. Entonces, ¿qué pasa cuando descansar es vital para tener energía la mañana siguiente, para hacer esfuerzo físico, levantar peso o manejar autos y/o maquinaria pesada?

Riesgo de enfermedad

Sin duda, un poco de sueño, de cansancio o de respiraciones agitadas, no es la preocupación principal de los médicos ocupacionales, sino que lo que más nos preocupa (y es lo que intentamos evitar con la mayoría de los trabajadores) es que puedan padecer de Mal Agudo de Montaña (MAM), Edema Cerebral Agudo (ECA), Edema Pulmonar Agudo (EPA) o Hipertensión Pulmonar (HTP). Todas estas patologías, aunque tienen un tratamiento efectivo y son fácilmente prevenibles (haciendo una buena consulta médica y tomando ciertos exámenes antes de la exposición a la altura geográfica), pueden llegar a ser letales.

El MAM es fácilmente identificable con un cuestionario llamado “Lake-Louise”, en el que hay cinco parámetros: cefalea, náuseas, mareos, fatiga y alteraciones del sueño, donde el paciente da un puntaje a cada uno, y según el total, podemos saber si lo sufrió en el pasado, aplicando el cuestionario en la consulta preocupacional o si lo está sufriendo actualmente, aplicándolo en altura geográfica.

Los tratamientos del MAM y de las demás patologías mencionadas son variados, pero tienen algo en común: la primera medida a tomar es descender entre 300 y 1.000 m. Así, podemos reafirmar que la altura geográfica es un parámetro muy importante a tomar en cuenta en las revisiones de salud de los trabajadores. Muchos piensan que si las primeras veces que subieron a altura no sintieron nada o no sufrieron de una enfermedad, nunca les pasará y se descuidan con las recomendaciones o consejos médicos. Sin embargo, esto no es cierto: cuando estamos expuestos a hipoxia hipobárica intermitente, además de los cambios agudos mencionados, también se producen cambios internos un poco más lentos, que ayudan a lograr la aclimatación (procesos que atenúan y compensan la hipoxia) del trabajador, permitiéndole desempeñarse en su jornada laboral libre de síntomas. Estos cambios se revierten una vez que descendemos a nivel del mar por más de 48-72 horas, es decir, que un trabajador que labora en turnos con esquema 7×7 (7 días de descanso por cada 7 días trabajados), tiene riesgo de sufrir un MAM cada 14 días de toda su vida mientras trabaje en altura.

Por todo lo expuesto, es de suma importancia tomarse con seriedad las evaluaciones preocupacionales para la altura geográfica, realizándolas anualmente y de manera obligatoria. También, es vital explicar a los trabajadores con mucho énfasis los riesgos a los que están expuestos, fortalecer la adherencia a los tratamientos en enfermedades crónicas, y mantener un ambiente de trabajo agradable y seguro. De este modo, no solo garantizamos salud y bienestar para los trabajadores, sino que aseguramos un desempeño efectivo en las labores y un trabajo mucho más preciso y de calidad.

*Nota publicada en la edición de septiembre de la Revista HSEC.